Nació en Peñafort de Cataluña, destacándose por su gran habilidad en los estudios. Luego de ser nombrado archidiácono de Barcelona, tomó el hábito de Santo a la edad de 47 años. Sus superiores le señalaron la penitencia de escribir una colección de casos de conciencia para uso de los confesores y moralistas. A la vida de retiro, el santo añadió las labores del apostolado, trabajando incesantemente en la predicación, la instrucción, las confesiones y la conversión de los herejes, de los judíos y de los moros.
Además, realizó viajes por diferentes regiones españolas, inculcando lecciones espirituales para lograr la total transformación del pueblo contaminado por las costumbres de los moros. En 1230, el Papa lo llamó a Roma, convirtiéndose en su confesor e imponiéndole la penitencia de oír y despachar inmediatamente las peticiones de los pobres. Al caer enfermo, el santo regresó a Barcelona, donde continuó con su labor apostólica, luchando en contra de la herejía. También fundó un convento en Túnez y otro en Murcia entre los moros. El santo entregó su alma a Dios a la edad de 100 años, en 1275.
Como tercer general de la Orden de Predicadores, aparece con el hábito de dominico, a no ser que se le represente de joven canónigo de Barcelona. Su atributo es la llave de penitenciario que sostiene. También suele aparecer representado navegando desde Palma de Mallorca a Barcelona sobre su propia capa negra dominicana o sobre una barca a la que la capa sirve de vela.