Recursos catequésis 23o Domingo Tiempo Ordinario-Ciclo B

Cantos para el domingo 1



Entrada: EN EL NOMBRE DE DIOS PADRE
Penitencial: SEÑOR, TEN PIEDAD (21)
Gloria: GLORIA A DIOS EN EL CIELO (21)
Del salmo 145: ALABA, ALMA MÍA, AL SEÑOR
Aclamación: ALELUYA, ALELUYA (21)
Ofrendas:CON ESTAS OFRENDAS
Santo: SANTO, SANTO, SANTO (21)
Cordero: CORDERO DE DIOS (22)
Comunión: A LAS FUENTES DE AGUA VIVA 
Comunión: HÁBLAME
Salida: MARÍA, MADRE DEL DOLOR


cantos para el domingo 2


Entrada: Jesucristo es el mismo. (Apéndice).
Vienen con  alegría  CLN 728;

El Señor nos llama CLN A5; 
Que sea tu palabra ClN 733

Introito en latin: Iustus es  Domine
Gloria: CLN 3
Salmo Responsorial y Aleluya. Alaba alma mía. (Propio) .
Ofertorio: Acepta Señor el vino y el pan (Cantos varios)
Comunión: Te conocimos, Señor  CLN-25;  Unidos en ti CLN 031; 
Un mandamiento nuevo (Cantos variosCanta mi alma tu grandeza. CLN 034. Final: Anunciando tu venida  CLN-614.



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COLOREA
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 PARA APROVECHAR LA PALABRA DE DIOS EN FAMILIA

Reflexionemos los Padres
Se da una experiencia muy común que hacemos todos alguna vez. Cuando más nos fiamos solamente de los sentidos físicos tanto más superficialmente percibimos las cosas. Es como cuando te invitan a una comida con muchos platos exquisitos. Quieres probarlos todos para saber cómo sabe cada uno pero cuando te invitan nuevamente y te preguntan qué plato quisieras no sabes ni el nombre ni su preparación. Las impresiones se concentran en el momento pero no perduran porque no hay tiempo ni espacio para asimilarlas. Los psicólogos dicen que nuestro nivel de estimulación se hace cada vez más angosto. Es una defensa que nos ha dado la madre naturaleza, ¡gracias a Dios!

El peligro resultante es que ya no hacemos el esfuerzo para vivir experiencias que exigen una buena dosis de esfuerzo porque tenemos tantas experiencias fáciles a la mano que no exigen esfuerzo alguno. Nos hacemos "sordos", "ciegos", "insensibles" para las experiencias que nos piden sudor, sacrificio o sencillamente atención.

Consecuencia: ya no somos capaces de leer libros serios, de escuchar una conferencia ya que no nos provoca aunque se trate de verdad es que dan sentido a nuestra vida. Nuestra sensibilidad ya no percibe cosas casi imperceptibles porque vivimos y buscamos solamente las sensaciones fáciles que además nos hacen vivir como extraños en la realidad que nos rodea.

Necesitamos "regresar" a nosotros mismos. Necesitamos vivir y ser nuevamente nosotros mismos sin interponer una cortina de sensaciones o experiencias fáciles. Necesitamos de nuevo escuchar nuestra voz interior, necesitamos escuchar nuevamente la voz de Dios en nuestro interior. Justo la persona más ocupada necesita más de estos momentos de silencio, de tranquilidad, de islas donde el pescador puede retirar sus cordeles y revisar las carnadas, contar la pesca y corregir el nuevo lance.

Pasamos horas y horas ante la televisión. ¿No les parece importante hacer el esfuerzo y a acercarse a la parroquia para recibir regularmente alimento sólido que nos ayuda para la vida eterna?

Con los Hijos
Deberíamos pensar un poco cuándo y en qué momentos nos aburrimos. Frecuentemente será cuando estamos de mal humor, cuando algo nos ha tocado desagradablemente de manera que resentimos la experiencia: un rechazo, una pelea, una indiferencia o sencillamente no nos gusta hacer lo que deberíamos hacer. Es como la experiencia de la señora que se quejó al obispo que las misas de su parroquia eran excesivamente largas y el obispo le contestó que de repente le parecerían excesivamente largas cuando en realidad su devoción y su recogimiento eran excesivamente cortos. Nadie que activamente ha buscado ayudar a otros, se ha aburrido. Y cuando hace de la ayuda al prójimo una costumbre, ya no se aburrirá jamás. Sencillamente le falta tiempo. Necesitamos curarnos de esta sordera interior que sólo escucha las necesidades propias y no las ajenas. Parece que tenemos que pedirle al Señor que nos sane una y otra vez. ¿Y qué otra cosa es la confesión sino una curación?

Conexión Eucarística
Al conmemorar las maravillas que Dios ha augurado por los hombres, lo honramos. Dios responde y nuestro recuerdo pasa de un simple recuerdo a una profunda experiencia porque Dios mismo se hace presente y obra estas maravillas en nosotros. Tocará nuestro corazón, nos hará escuchar su palabra y nos hará hablar en su nombre.

Nos habla la Iglesia
El misterio de la Santa Iglesia se manifiesta en su fundación. Pues nuestro Señor Jesús dio comienzo a la Iglesia predicando la buena nueva, es decir la llegada del reino de Dios prometido desde siglos en la Escritura: Porque el tiempo se ha cumplido, y se acercó el reino de Dios (Mc 1, 15; Mt 4, 17). Ahora bien, este reino brilla ante los hombres en la palabra, en las obras y en la presencia de Cristo. La palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo (Cfr. Mc 4, 14): quienes la oyen con fidelidad y se agregan a la pequeña grey de Cristo (Cfr. Lc 12, 32), esos recibieron el reino; la semilla va después germinando poco a poco y crece hasta el tiempo de la siega (Cfr. Mc 4, 26 -29). Los milagros de Jesús, a su vez, confirman que el reino ya ha llegado a la tierra: Si expulso los demonios por el dedo de Dios, sin duda que el reino de Dios ha llegado a vosotros (Lc 11.20; Cfr. Mt 12, 28). Pero, sobre todo, el reino de Dios se manifiesta en la persona misma de Cristo, Hijo de Dios e Hijo del hombre, quien vino a servir y a dar su vida para la redención de muchos (Mc 10, 45).
Mas como Jesús, después de haber padecido muerte de cruz por los hombres, resucitó, se presentó por ello constituido en Señor, Cristo y Sacerdote para siempre (Cfr. Hch 2, 36; Hbr 5, 6; 7, 17 -21) y derramó sobre sus discípulos el Espíritu prometido por el Padre (Cfr. Hch 2, 23). Por esto la Iglesia, enriquecida con los dones de su Fundador y observando fielmente sus preceptos de caridad, humildad y abnegación, recibe la misión de anunciar el reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos, y constituye en la tierra el germen y el principio de ese reino. Y, mientras ella paulatinamente va creciendo, anhela simultáneamente el reino consumado y con todas sus fuerzas espera y ansía unirse con su Rey en la gloria (Vaticano II, Luz de las gentes 5).

Vivencia familiar
Hay familias que "crean" ambientes de silencio, momentos del día durante la semana cuando baja el ritmo y sin forzar a los miembros de la familia, se ponen a realizar cosas que son concordes con estos momentos: leer, pintan, juegan juegos tranquilos familiares, o simplemente conversa, etc. Es interesante de constatar el hecho que estas familias no tienen mayores problemas de comunicación.

Oración
Oración para escuchar la palabra del Señor
Señor Jesucristo, lamentablemente sucede que somos sordos para ti de manera que se pierde tu palabra y no hay vida en nuestro corazón. Has abierto el oído del sordomudo y lo has liberado para que pueda escuchar y hablar.
Tu palabra creadora puede librarnos también a nosotros, puede curarnos. Llévanos ahora contigo hacia tu silencio que ilumina. Sigue hablándonos hasta que escuchemos, hasta que entendamos, hasta que reconozcamos tu voz en todos los hombres y en todas las cosas (F. Cromphout).

EJEMPLOS PREDICABLES
Un filósofo desengañado.
Un miembro del Directorio francés, llamado Lepaux, había conseguido, tras muchos quebraderos de cabeza, descubrir una nueva religión, llamada por él Religión de la Filantropía (palabra griega que significa amor a los hombres), pero no conseguía conquistar ningún adepto. Llegóse en esto al ministro Talleyrand para quejarse de su mala fortuna, el cual le contestó con gran agudeza: "Ninguna maravilla me produce su fracaso. Si desea usted un éxito lisonjero, vaya y haga milagros: cure a los enfermos, resucite a los muertos, y luego hágase crucificar y sepultar y resucite al tercer día. Yo le garantizo que todo el mundo le seguirá." El filósofo retiróse de la entrevista corrido y avergonzado. Los enviados de Dios deben confirmar sus palabras con milagros.
Dadnos las pruebas

Dadnos pruebas
En la India Oriental, donde San Francisco Javier trabajó con tan admirable éxito con sus misiones, se hallan aún diseminadas algunas pequeñas cristiandades, cuya conversión se remonta al tiempo de las predicaciones de aquel gran Apóstol de las Indias. A uno de estos villorrios católicos, situado en la montaña, llegó un misionero protestante, el cual reunió la comunidad y le predicó su evangelio. Aquellas gentes, empero, le preguntaron si había sido enviado a ellas por el Papa de Roma, como Francisco, a lo que el protestante contestó con una sarta de groseros insultos contra el Papa y la religión católica, a la cual calificaba de idolatría. Adelantóse entonces el jefe del villorrio y dijo al pastor: "Dadnos pruebas de ello, como las daba San Francisco, y creeremos en lo que nos enseñáis." Quiso saber el protestante de qué pruebas se trataba, y ellos le refirieron tres estupendos milagros que en su comunidad había obrado San Francisco. El protestante no pudo dar otra respuesta que callarse y largarse en seguida. También nosotros, al presentársenos los protestantes, los mahometanos y otros predicadores de religiones falsas, hemos de decir como aquel anciano: "¿Donde están las pruebas?" Sabido es, en efecto, que ni Mahoma, ni Lutero, obraron milagro alguno.
(Francisco Spirago, Catecismo en ejemplos, Ed. Políglota, Barcelona, 1941, pg. 45-46)


Que nos hablen de lo importante
Mucha gente está deseosa de que les hablen de Dios; de ese Dios desconocido del que predicó San Pablo (Hech 17, 23), y no encuentran quién les diga algo.
En una ciudad del norte de Francia, hace años, se debatía sobre la contestación en la Iglesia. En medio de una reunión se levanta una chica para gritar: "Todo eso no me interesa en absoluto. Yo soy atea, ¿Por qué no hablan ustedes de Dios?".
(Julio Eugui, Anécdotas y Virtudes, Ed. Rialp, 2ª Ed., Madrid, 1989, nº 326)


Estamos en buenas manos
¿Les extraña ver a los hombres sujetos al dolor, que parece que Dios juega con ellos, y se entretiene en someterlos a las torturas de la tribulación? ¡Ah, sí! Mis hermanos; pero ¡bendito juego en manos de un jugador tan hábil como Dios!

Tal vez alguna vez hemos visto a un prestidigitador que toma unos vasos de vidrio en la mano, y los tira para arriba, y los agarra, y los recoge, y los vuelve a tirar con una rapidez que nos admira. A cada paso creemos que se le van a caer, y se van a estrellar contra el suelo. Pero cuando lo hemos visto varias veces, ya no tenemos miedo de que se le vayan a caer, y nos admiramos de la destreza y seguridad del jugador.

Así Dios obra con los hombres; los eleva y los humilla, los mortifica y vivifica, a pesar de ser vasos de vidrio. Pero no tenemos que tener miedo, ya que estamos en buenas manos que no nos dejará caer para que perezcamos. Confiemos, mis hermanos, en la habilidad y sobre todo en el amor de Dios en medio de esas penas que nos parecen de muerte y pueden ser de vida eterna.
(ROMERO, F., Recursos Oratorios, Editorial Sal Terrae, Santander, 1959, p. 497)

(cortesia: iveargentina.org et alii)


Comentarios de Sabios y Santos - Preparemos con ellos la Acogida de la Palabra de Dios en la Misa Dominical Parroquial

A su disposición
Exégesis: Rudolf Schnackenburg - Curación de un sordomudo (Mc 7,31-37)

Exégesis: R. P. José Ma. Solé Roma, O.M.F. - Comentario a las tres lecturas

Exégesis: Dr. D. Isidro Gomá y Tomás - Jesús en la Decápolis - curación de un sordomudo y otros muchos Mc. 7, 31-37

Exégesis: R.P. Manuel de Tuya, O.P. - Volviendo a Galilea, cura un sordomudo Mc 7,31-37

Comentario Teológico: Benedicto XVI - Dios como centro de toda la realidad y centro de nuestra vida personal

Comentario Teológico: R.P. Leonardo Castellani I - Legación, Limosna y Lección - (Mc 7,31-37)

Santos Padres: Catena Aurea - Marcos 7, 31-37

Aplicación: Benedicto XVI - "Hace oír a los sordos y hablar a los mudos" (Mc 7, 37)

Aplicación: Juan Taulero «Todo lo que hace es admirable: hace oír a los sordos y hablar a los mudos»

Aplicación: R. P. Raniero Cantalamessa - Milagros físicos para curarnos espiritualmente

Aplicación: Fray Justo Pérez de Urbel - El sordomudo

Aplicación: R. P. Leonardo Castellani II - La curación de un tartamudo

Aplicación: San Alfonso María de Ligorio - El milagro del sordomudo

Aplicación: R. P. Villarino Ugarte - El sordomudo

Aplicación: R.P. Alfonso Torres, S.J. - Curación de un sordomudo

Aplicación: R.P. Alfredo Sáenz, S.J. - Curación del Sordomudo

Aplicación: R.P. Ervens Mengelle, I.V.E. - La Confesión
Aplicación: P. Jorge Loring, S.J. - Domingo Vigésimo Tercero del Tiempo Ordinario - Año B Mc. 7:31-37