Rec. catequésis 31o. Domingo Tiempo Ordinario-Ciclo B

Cantos I


Musica católica libre, en esta página so n mas de 2000 cantos de ...

Entrada:             QUÉ ALEGRÍA CUANDO ME DIJERON
Penitencial:       SEÑOR, TEN PIEDAD (30)
Himno:               GLORIA A DIOS EN EL CIELO (31)
Del salmo 23:    ÉSTA ES LA CLASE DE HOMBRES QUE TE BUSCAN, SEÑOR
Aclamación:      ALELUYA, ALELUYA (31)
Ofrendas:           VAYAMOS JUBILOSOS
Santo:                 SANTO, SANTO, SANTO 
Comunión:         NO PODEMOS CAMINAR 
Comunión:         SABES ALGO DEL AMOR
Salida:                SANTA MARÍA DEL CAMINO
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Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo   Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismoAmar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo   Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo   Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo   Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismoAmar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo         Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo   Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo      Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo   Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo   Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo               Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo   Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo


COLOREA

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31º Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo B
Catequesis - Dibujo de Fano

Dinámica catequética:


Imprime una copia, lo más grande posible del dibujo a color, y haz en blanco y negro cuantas copias precises para colorear (los encuentras al final de esta entrada).

También, si lo consideras oportuno, puedes proyectar el dibujo para que todos los vean.

Hoy también necesitarás globos de color amarillo, uno para cada uno de los niños, y "rotus" permanentes para escribir y dibujar sobre los globos.

2.- Lee de nuevo, de forma narrativa, el evangelio de hoy (Mt. 5,1-12). Se puede incluso escenificar.

No olvides crear un ambiente adecuado. 
Es Dios quien nos va a hablar: los niños sentados en torno a ti, que con una gran Biblia infantil cuentas leyendo la escena, enfatizando los elementos centrales de la escena: hoy lo que Jesús "enseñaba diciendo":

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos [...]».

3.- Entrega el dibujo de Fano a los niños, y antes de pintarlo, o mientras se pinta, realizar con ellos algunas de las siguientes reflexiones en forma de pregunta:

Idea de Fondo:
Señor, ¡Ayúdame a estar siempre alegre y feliz sabiendo que tú siempre estás conmigo!

Desarrollo catequético:
Fijate en los que están subiendo al cielo,

¿Cómo están: felices o tristes? ¿Cómo lo sabes?
¿Por qué están alegres?

En una mano llevan un globo, ¿qué llevan en las otras? ¿Por qué?

Pobre: pobres de espíritu
Corazones: limpios de corazón
Paloma: los que trabajan po la paz
Balanza: los perseguidos por la justicia

Te fijaste que, en el dibujo, parece que Jesús te viene a traerte el globo a ti:
¿Por qué?
¿Por qué quiere Jesús que seas feliz?

¿Tienes alguna razón para estar alegre y feliz? ¿Cómo la representarías?

3.-Actividad
Intentad dibujar cada uno en su globo el signo (como si fuera la balanza, la paloma, ...) con el que más os identifiquéis, o inventad uno nuevo que represente aquello por lo que Jesús te hace feliz.

4.- Oración




 

Fuente: sobrecatequesis.blogspot.com

PARA ASIMILAR
Chateando con Dios   pps
Como no creer en Dios  pps


A su disposición

Exégesis: Rudolf Schnackenburg - El mandamiento principal (Mc 12, 28-34)

Comentario Teológico: Benedicto XVI - Amor a Dios y amor al prójimo

Comentario Teológico: Santo Tomás de Aquino I - Del Amor de Dios y del prójimo

Comentario Teológico: Santo Tomás de Aquino II - Comentario a la Epístola a los Hebreos 7, 23-28

Santos Padres: San Juan Crisóstomo - El más grande mandamiento (Mt 22, 34-40)

Aplicación: San Alberto Hurtado (I) - La orientación fundamental del Catolicismo

Aplicación: San Alberto Hurtado (II) - La joven y el amor

Aplicación: Beato Columba Marmion - El mandamiento del amor

Aplicación: San Alfonso María de Ligorio - Sermón 46: Del Amor de Dios

Aplicación: Dr. D. Isidro Gomá - El Mandato máximo- Jesús Hijo y Señor de David (Mt 22, 34-46; Mc. 12, 28-37; Lc. 20, 41-44)

Aplicación: Manuel de Tuya - El primer mandamiento. 12,28-34 (Mt 22,34-40; Lc 10,25-28) Cf. Comentario a Mt 22,34-40.

Aplicación: Leonardo Castellani - Domingo decimoséptimo después de Pentecostés 22, 34-46; Mt 22, 34-40

Aplicación: R. P. Raniero Cantalamessa OFMCap - Amarás al Señor tu Dios

Ejemplos Predicables
Los tres amigos
Un hombre tenía tres amigos; dos de ellos le eran en extremo queridos; el tercero le era indiferente, aunque él le servía con particular abnegación. Un día fue llamado a juicio, acusado aunque inocente de un crimen.

- "¿Cuál de vosotros –les dijo- quiere ir a declarar a mi favor, pues estoy en gran peligro de ser condenado?"

El primero se excusó enseguida, diciendo que él no podía ir por esta detenido por otros negocios. El segundo le siguió hasta las puertas mismas del palacio de justicia, pero allí se detuvo y se volvió atrás temiendo la cólera de juez. El tercero en quien confiaba menos, entró, habló a su favor y atestiguó su inocencia con tal convicción que el juez le absolvió y le recompensó.

El hombre tiene en el mundo tres amigos. ¿Cómo se portan con él cuando a la hora de la muerte Dios los llama a su Tribunal?

El primero es el dinero, su amigo querido; el dinero le deja desde luego y no va con él. Prefiere quedarse con los herederos que se lo gastan alegremente, sin que le valga para nada al pobre hombre que tantos trabajos pasó para amontonarlo y que había puesto en su servicio todas sus complacencias.

El segundo son los parientes, sus amigos, los hombres y las mujeres por los que a veces dejó a Dios. Estos le acompañan hasta las puertas mismas de la tumba y se van. Prefieren volverse a vivir y a gozar sin acordarse acaso más del pobre que les amó.

El tercero de quien apenas se ocupó en la vida son su virtud y sus buenas obras. Éstas cuando llega su hora decisiva no le abandonan; le siguen hasta más allá de la tumba y abogan por él en el juicio inexorable, y a ellas se debe el que el hombre pueda alcanzar misericordia y gracia.

Pensemos ahora, antes de que sea tarde, a quien nos conviene servir y a quién nos conviene amar de los tres amigos.
(ROMERO, F., Recursos Oratorios, Editorial Sal Terrae, Santander, 1959, p. 159)



Dios quiere que le amemos

El Niño Jesús se aparece a San Antonio como un pobre mendicante.
Cuando San Antonio de Papua tenía sólo cinco años, y por lo tanto vivía aún en la casa de sus padres, una mañana muy fría de invierno alguien llamó a la puerta. El pequeño Antonio oyó los golpes y abrió la puerta, descalzo, en pobres vestidos, encima de la espalda un saquito como el que suelen usar los pordioseros; pero en el saquito no llevaba pan, sino corazones rojos y brillantes como rubíes. Antonio preguntóle: "¿Quién eres? ¿Qué deseas?" el niño contestó: "Soy el hijo de Reyes, y voy pidiendo la limosna de algún corazón de hombre. Y quiero también el tuyo". Antonio le dijo: "¿Cómo te llamas?" Y el niño contestóle: "no precisas que te diga mi nombre; pues tu piadosa madre te lo ha dicho ya: Soy Jesús". Después de estas palabras el niñito desapareció. (El niño Jesús apareciese a San Antonio de Padua varias veces durante el resto de la vida del santo; por eso suele representársele casi siempre acompañado del Niño Jesús). El buen Dios anhela el corazón del hombre, lo cual significa que quiere ser amado por nosotros. Por esto Jesucristo nos ordenó el amor a Dios.


Quien quiera a Dios, no ponga sus deseos en cosas de este mundo

La turmalina, una piedra preciosa negra, roja o verde, tiene la propiedad que, cuando está fría atrae la ceniza y otras sustancias poco nobles, pero si se calienta, repele las impurezas que se le habían adherido. (Este mineral tiene en un extremo, electricidad positiva, y en el otro negativa; pero si se calienta, se invierte el signo de su electricidad.) Como esta piedra se convierte el corazón humano: si está frío para con Dios, atrae todas las cosas bajas y de poco precio (se entrega a los placeres y concupiscencias de este mundo), pero si el amor de Dios lo caldea y enciende, poco aprecia los placeres bajos de este mundo, y pronto se libera de los apetitos materiales.

Estar dispuestos a sacrificar lo que más queremos en este mundo, cuando El nos pida
Una piadosa madre reunió algunos días antes de Navidad a sus pequeños y les habló del amor de nuestro Padre que está en el cielo, que mandó a su Hijo al mundo para salvarnos, y les contó la mucha pobreza del Niño Jesús. Pidiéndoles que trajesen vestidos, juguetes, golosinas de que ellos se quisieren privar para ofrecerlos, como acto de amor al Niño Jesús, a niños menesterosos. Cada niño trajo su limosna; hasta el más pequeño de todos: un niñito de cuatro años. Pero éste dijo a su madre: "traigo todos mis juguetes; aquel gatito de goma me lo guardo porque ¡me gusta tanto!..." su madre le contestó: "El Padre Celestial es, a quienes saben sacrificarle las cosas que más quieren, a los que mira con más amor. Su tu sacrificas tu gatito de goma, te llenarás de gozo". En el pecho del niño empezó una dura batalla; todo el día anduvo el pobrecito pensativo. Bien habría procurado a Dios tan grande gozo; pero separarse del juguete predilecto le era muy duro. Finalmente vino el niño tímido y temeroso, a la madre y le dijo: "También le daré el gatito de goma al Niño Jesús". Lágrimas corrían por las mejillas del niño, tanta tristeza le daba separarse de su gatito. Y la madre lloraba también viendo el gran sacrificio del pequeño. ¡Feliz quien aprende de niño a practicar la renuncia de lo que más quiere! Porque en el curso de la vida, Dios pide de nosotros sacrificios harto más pesados que la renuncia a un juguete. Y si de un principio estamos ejercitados a tales sacrificios, por amor a Dios, soportaremos mejor los golpes de la adversidad.
(Spirago, Francisco, Catecismo en ejemplos, tomo II, Ed. Políglota, Barcelona, 7.10-11)

(cortesia: iveargentina.org et alii)